HORARIOS DEL TIEMPO DE NAVIDAD

MIÉRCOLES 24 DE DICIEMBRE:
– Misa de 10:00 (Última Misa de Adviento)
– El templo permanecerá cerrado por la tarde (NO HABRÁ MISA DE 19:30) – Misa de 0:00 (Misa de Nochebuena)

JUEVES 25 DE DICIEMBRE (NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO): – NO HABRÁ MISA DE 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

SÁBADO 27 DE DICIEMBRE:
– Misa de 19:30 (Misa de la Sagrada Familia, con comunidades neocatecumenales)

DOMINGO 28 DE DICIEMBRE (SAGRADA FAMILIA):
– Misa de 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

MIÉRCOLES 31 DE DICIEMBRE:
– Misa de 10:00 (Última Misa del Año Civil)
– El templo permanecerá cerrado por la tarde (NO HABRÁ MISA DE 19:30) – Misa de 23:00 (Misa de Nochevieja)

JUEVES 1 DE ENERO (SANTA MARÍA MADRE DE DIOS):
– NO HABRÁ MISA DE 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

SÁBADO 3 DE ENERO:
– Misa de 19:30 (Misa del II Domingo de Navidad, con comunidades neocatecumenales)

DOMINGO 4 DE ENERO (II DOMINGO DE NAVIDAD):
– Misa de 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

LUNES 5 DE ENERO:
– Misa de 10:00
– Misa de 17:00 (Misa de la Epifanía del Señor, con la presencia de los Reyes Magos) – NO HABRÁ MISA DE 19:30

MARTES 6 DE ENERO (EPIFANÍA DEL SEÑOR):
– Misa de 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

SABADO 10 DE ENERO:
– Misa de 19:30 (Misa del Bautismo del Señor, con comunidades neocatecumenales)

DOMINGO 11 DE ENERO (BAUTISMO DEL SEÑOR):
– Misa de 10:00
– Misa de 12:00
– Misa de 19:30

* Todos los demás días habrá Misa de 10:00 y 19:30

SAUVIGNON BLANC

 

Los amantes del vino conocen y disfrutan diversas variedades de Sauvignon Blanc, un producto de la uva de su nombre, que —aunque originaria del valle del Loira, en Francia— se cultiva ya en regiones tan diversas como Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica, California, y también en diversos lugares de España, como La Mancha, Castilla León, Navarra o el Penedès Catalán. Su nombre proviene del francés sauvage (salvaje), aludiendo a su carácter vibrante y a su acidez punzante, ya que se trata de una uva aguda, agria y cítrica, que ataca directamente los sentidos como una espada.

Desde hace unas semanas, sin embargo, Sauvignon Blanc es también el título de una de las canciones que componen el nuevo álbum de Rosalía —“Lux”—, todo un trabajo original que surge, según ella misma ha explicado en diversas entrevistas, de la exploración y fascinación hallada en diversas mujeres santas o místicas como Simone Weil, Hildegarda de Bingen o la castellana Teresa de Jesús. La relación entre la letra de esta canción vinícola y la espiritualidad de la mística doctora de Ávila ha sido reconocida por la propia cantante al hablar de su último disco. Y confieso que, en cuanto la escuché por primera vez, sin haber aún leído nada al respecto, me encantó su letra, evocándome inmediatamente la más hermosa experiencia de cualquiera que haya probado alguna vez el sabor de Jesucristo. No en vano dice la Sagrada Escritura que sus amores se celebran más que el vino (cf. Ct 1, 2) y la Iglesia misma suplica siempre la gracia de embriagarse con su Sangre.

La canción puede entenderse como una versión pop del viaje del alma a través de las moradas teresianas. El desprecio de las perlas y el caviar, los Jimmy Choo’s, la porcelana o el piano de pared, suponen la entrada en el “castillo”, pues si alguno quiere ir en pos de Jesús, debe calcular bien los gastos y renunciar a todo lo que ama fuera de Él (cf. Lc 14, 25-33). Convertir el amor de Dios en el único capital de la vida, es condición imprescindible para avanzar hacia las moradas interiores; y el «futuro dorado», que ahoga el pasado en el fondo de la copa, aparece como preciosa imagen de la más íntima alcoba donde tiene lugar el matrimonio espiritual, esa bodega en la que la esposa es introducida por el Esposo.

A punto de concluir el año santo con la celebración jubilosa de la Navidad 2025, Rosalía ha hecho, supongo que sin pretenderlo, una original contribución al aniversario del primer concilio de Nicea, que se celebró hace ya mil setecientos años. Los Padres conciliares definieron al Verbo encarnado como “Lux”, con ese símbolo niceno que lo confiesa “Lumen de Lumine” y “Deum verum de Deo vero”. Cuando estamos también para empezar el octavo centenario de la muerte de san Francisco de Asís, otro loco ebrio del amor de Dios, me gustaría invitar a todos a brindar con una buena copa de Sauvignon Blanc. Pienso que necesitamos entrar en otra honda, en ésa que barrunta Rosalía sin profesar aún la fe cristiana.

“Mi luz, la prenderé / con el Rolls-Royce que quemaré
Sé que mi paz la ganaré / cuando no quede nada de que perder”

El Señor está cerca. ¿Cómo sería nuestra vida si esta certeza fuese nuestra alegría, y su esperado regreso nuestro santo temor? ¿Qué luz irradiarían nuestras comunidades cristianas si viviéramos para preparar su ya pronta venida? ¿Qué libertad disfrutaría la Iglesia entera, si se volviera indiferente a su imagen ante el mundo, y —desinhibida y borracha sólo del Espíritu Santo — perdiese el miedo a hacer el ridículo, viviendo como los santos, simplemente y sine glosa, la autenticidad del Evangelio?

Que la irrupción del nuevo Adviento nos regale la libertad embriagadora de esperar al que se dejó prensar en la cruz para derramar en nuestra boca el vino mejor. No es aventurado afirmar que deberíamos ya levantar nuestras copas, pues este Esposo suele reservar lo más exquisito para el final. ¡Y ya viene!